La mayor parte de nuestra comunidad permaneció fiel al gobierno de la República. Sólo hay que destacar algunos episodios iniciales de sublevación en guarniciones militares de Toledo, Albacete y Guadalajara, que únicamente triunfaron en la primera, donde el general Moscardó, al mando de un grupo de soldados, se hizo fuerte en el Alcázar, que fue liberado por las tropas rebeldes en septiembre de 1936.
Sin embargo, la proximidad de nuestra región a la capital de España hizo que se produjeran dos episodios bélicos destacados: la batalla del Tajo, que tuvo lugar en el valle del río, desde la ciudad de Talavera hacia Toledo, con el fin de conquistar Madrid. Las tropas nacionales, al mando del general Varela, arrebataron a los republicanos ambas ciudades, permaneciendo en poder del gobierno legítimo el resto de la provincia de Toledo. En marzo de 1937 tuvo lugar en tierras de La Alcarria la batalla de Guadalajara, que fue ganada por las tropas republicanas.
Albacete cobró gran protagonismo, al convertirse en la sede del cuartel general de las Brigadas Internacionales, formadas por voluntarios de todo el mundo que acudieron en socorro de la república.
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