martes, 15 de febrero de 2011

COMENTARIO DE TEXTO

“Por virtud de la espontánea y solemne abdicación de mi augusta madre, tan generosa como infortunada, soy único representante del derecho monárquico en España (...)

Huérfana la nación ahora de todo derecho público e indefinidamente privada de sus libertades, natural es que vuelva los ojos a su acostumbrado derecho constitucional (...) Afortunadamente, la monarquía hereditaria y constitucional posee en sus principios la necesaria flexibilidad y cuantas condiciones de acierto hacen falta para que todos los problemas que traiga su restablecimiento sean resueltos de conformidad con los votos y la conveniencia de la nación (...) Nada deseo tanto como que nuestra patria lo sea de verdad. A ello ha de contribuir poderosamente la dura lección de estos tiempos (...)

Lo único que inspira ya confianza en España es una monarquía hereditaria y representativa, mirándola como irremplazable garantía de sus derechos e intereses desde las clases obreras hasta las más elevadas (...) Sea la que quiera mi suerte, ni dejaré de ser buen español, ni como mis antepasados buen católico, ni como hombre del siglo verdaderamente liberal”.

Manifiesto de Sandhurst. 1 de diciembre de 1874.

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